El viejo dolor de los revolucionarios
En estos días sin revoluciones, en estos días tan quietos, pienso
en las viejas revoluciones y voy concluyendo que la palabra revolución pasó de
moda, y me sorprendo y me angustio al comprender que las palabras y los
conceptos pasan de moda, y que siempre hay alguien arriba o abajo que decide
hacerlas pasar de moda porque no le convienen. Pasaron de moda las frases
conciencia de clases y lucha de clases, y se enterraron las palabras
proletariado, insurgencia, rebelión, y los manteles, como escribía Octavio Paz,
dejaron de oler a pólvora, y los referentes, los viejos y luminosos referentes,
también pasaron de moda, y ya pocos hablan de Lenin o de Trotski, de Marx o de
Engel, de Rosa Luxemburgo o de Aleksandra Kollontái, de María Cano o de Teófilo
Forero, y si hablan o escriben de ellos suele ser para satanizarlos.
Aquellas viejas palabras fueron reemplazadas por confort, alegría,
obediencia, humildad, y el olor a pólvora se transformó en olor a dinero. La
lucha bajo una consigna común, la disciplina, el endurecimiento bajo el fuego
del riesgo constante que iban conformando a los revolucionarios, según Trotski,
se convirtió en una competencia por aparentar, en un cumplir horarios dejando
pasar el tiempo, sentados ante una computadora absorbiendo lo que quieren que
absorbamos, basura, y en debilidad y facilismo. El lugar de los antiguos
referentes, aquellos que dieron la vida por una causa, su causa, o aquellos
otros que inventaron sus mundos con una pluma o un pincel, un piano o una
cámara, ciegos, epilépticos o atormentados, fue ocupado por las estrellas de la
farándula, a quienes volvimos ejemplos que seguimos porque lo importante era y
es y será salir en la tele.
Y miramos hacia un lado y hacia otro, y ya nada huele a pólvora,
porque hasta a la palabra pólvora la han proscrito. Y miramos hacia adelante y
sólo percibimos más confort, más basura, más debilidad, más sonrisas postizas y
más estrellas rutilantes que no dicen nada, porque precisamente no decir nada
vende, adormece, nos mantiene en zonas de comodidad y nos aleja de aquel viejo
dolor que era la esencia de los revolucionarios.
FICHA DEL DOCUMENTO
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1. Autor del documento 1. Autor (quién es, qué cargo desempeña)
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Fernando Araujo Vélez : Columnista del Espectador
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2. Título del documento
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El viejo dolor de los revolucionarios
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3. Identificación espacial y temporal. (cuándo y dónde se produjo o se
dio a conocer este documento)
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29 de Abril de 2017
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4. Naturaleza del texto (carta, decreto, discurso, libro, panfleto,
etc.)
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Libro
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5. Tipo de documento (fuente primaria = escrita en la misma época en
que acontecieron los hechos descritos; o secundaria = escrita con
posterioridad a los hechos relatados)
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Es una fuente secundaria
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6. Destinatario (a quién estaba dirigido, ante quién fue dado a
conocer)
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Es un periódico y está dirigido al público
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7. Ideas principales del documento
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La vieja revolución queda en el pasado
Hasta la pólvora la han poscrito
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8. ¿Cuál es la intención del autor?
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Darles a conocer al publico sobre el viejo dolor de los
revolucionarios ya que muchos lo han olvidado
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9. opinión personal: escriba mínimo un párrafo en donde plasme su
criterio personal sobre el texto
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mi opinión es que ya nada es igual a lo que era antes porque a todos
se nos olvido la revolución ahora estamos en un mundo que todo es plata
hablar o saber de esos personajes que alguna vez llegaron hacer importantes y
que algunos hasta ahora estamos estamos conociendo o sabiendo de ellos.
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nota: 85
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